En la España de principios de los años 40, una familia emprendedora, bajo el liderazgo de D. Anselmo Salas, compró una nave industrial, en una zona rica en mineral de hierro, para la fabricación de planchas y perfiles laminados en forja y fundición. Después de adecuar las construcciones para los fines previstos, construir una pequeña fundición dentro de la misma nave y de comprar los terrenos anexos, y en vista a una posible futura expansión de la empresa, comenzó la fabricación, que pronto tuvo una notable demanda, ante la situación de penuria española en estos manufacturados y la gran demanda europea, entonces sumida en el conflicto bélico de aquella época. Naturalmente, todo el proceso de abastecimiento de materias primas y distribución de productos terminados debía hacerse forzosamente por ferrocarril, por lo que fue imperiosa la necesidad de construir tendidos férreos que unieran la fábrica con la estación mas próxima (Torres de San Juan, importante nudo de comunicaciones ferroviarias de la época).
Asimismo se construyó un conjunto de tinglados y cargaderos que permitieran la carga y descarga de los materiales. Además para la maniobra dentro del tendido férreo de la empresa, se adquirió, de segunda mano a una empresa alemana, una máquina de vapor acumulado que tenía la autonomía y potencia suficiente para las maniobras requeridas dentro de la fábrica.
La noticia de la creación de la fábrica se recogió en la prensa:
Esta máquina no tenía autorización estatal para circular por la red férrea nacional, por lo que, cuando tenía que llevarse a las revisiones necesarias, era transportada como material remolcado. Por esa razón, se conservaron siempre sus inscripciones de origen.
La adquisición de dicha primera máquina comportó la necesidad de contratar personal especializado para su manejo y cuidados, así como la construcción de un pequeño depósito para guarecerla de las inclemencias del tiempo y almacenar repuestos y herramientas.